La estación de esquí de Sierra Nevada ha puesto fin a una temporada inolvidable, pero aunque los remontes no estén en funcionamiento, la nieve y la montaña siguen estando ahí, así que decidimos hacer una excursión hasta el refugio de la Carihuela para hacer noche allí.
Esa misma tarde nos disponemos a construir un kicker junto al refugio para hacer una buena sunset session. Paleamos duro durante varias horas y en el momento dulce de la tarde, ese momento en el que la luz del sol se transforma en algo mágico indescriptible, se nos mete una nube espesa tirando por el suelo todo el engorile que en ese momento llevábamos.
Cuando parecía que todo estaba perdido, la montaña nos dio una tregua y esa maldita nube se fue disipando dejando una estampa épica, un atardecer de esos que se recuerdan para toda la vida.